Érase una vez tres animales. Eran muy amigos ( por no decir los mejores amigos). Vivían en un campo lleno de flores. El primer animal era un ciervo, el segundo un perro y el tercero un caballo. Los tres eran marrones.
Todos los días se despertaban a las diez de la mañana y se acostaban a las ocho de la noche. Pero un día al año se acostaban a las doce, porque era la noche que más estrellas había. Esa noche jugaban al juego de las constelaciones. Se jugaba encontrando todas las constelaciones. Pero esa noche se oyó algo:
-Yo ya las he encontrado todas- dijo alguien.
- A mí me falta una- dijo otra voz.
Resulta que las dos voces eran de dos plantas. Una era una margarita y otra una rosa.
Los tres animales se sorprendieron porque nunca habían visto a una planta que pudiera hablar y menos andar.
Desde ese día los cinco amigos jugaban a muchos juegos como el pillar, el escondite, al fútbol con las piedras, al pañuelo con una hoja.
Pero una noche cuando se iban a acostar una de las plantas dijo que no quería irse a dormir y empezaron a discutir.
Margarita-¡No me voy a dormir!
Rosa- ¡Pues yo tampoco!
Los tres animales- Vamos a irnos a dormir y vosotros también.
Las dos plantas- Nos vamos de aquí para siempre y no volveremos nunca más, no queremos que nos manden!
Desde aquel día no volvieron las plantas y los tres amigos se quedaron muy tristes. Pasó un año... Llegó el día de las estrellas y jugaron al juego de las constelaciones. Cuando llegó la hora de acostarse pidieron los tres amigos a las estrellas que las plantas regresaran. Y entonces...
Las dos plantas- ¡Hola amigos!
Los tres animales- ¿Por qué habéis vuelto?
Rosa- Nos hemos equivocado.
Margarita-¿Nos perdonáis?
Los tres animales- ¡Pues claro amigas!
Y desde ese día nunca más se volvieron a separar y todos cumplieron las normas.
VICENTE ÁNGEL ARCHIDONA ORTIZ
Todos los días se despertaban a las diez de la mañana y se acostaban a las ocho de la noche. Pero un día al año se acostaban a las doce, porque era la noche que más estrellas había. Esa noche jugaban al juego de las constelaciones. Se jugaba encontrando todas las constelaciones. Pero esa noche se oyó algo:
-Yo ya las he encontrado todas- dijo alguien.
- A mí me falta una- dijo otra voz.
Resulta que las dos voces eran de dos plantas. Una era una margarita y otra una rosa.
Los tres animales se sorprendieron porque nunca habían visto a una planta que pudiera hablar y menos andar.
Desde ese día los cinco amigos jugaban a muchos juegos como el pillar, el escondite, al fútbol con las piedras, al pañuelo con una hoja.
Pero una noche cuando se iban a acostar una de las plantas dijo que no quería irse a dormir y empezaron a discutir.
Margarita-¡No me voy a dormir!
Rosa- ¡Pues yo tampoco!
Los tres animales- Vamos a irnos a dormir y vosotros también.
Las dos plantas- Nos vamos de aquí para siempre y no volveremos nunca más, no queremos que nos manden!
Desde aquel día no volvieron las plantas y los tres amigos se quedaron muy tristes. Pasó un año... Llegó el día de las estrellas y jugaron al juego de las constelaciones. Cuando llegó la hora de acostarse pidieron los tres amigos a las estrellas que las plantas regresaran. Y entonces...
Las dos plantas- ¡Hola amigos!
Los tres animales- ¿Por qué habéis vuelto?
Rosa- Nos hemos equivocado.
Margarita-¿Nos perdonáis?
Los tres animales- ¡Pues claro amigas!
Y desde ese día nunca más se volvieron a separar y todos cumplieron las normas.
VICENTE ÁNGEL ARCHIDONA ORTIZ
